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Es hora de que las luminarias tecnológicas se comporten como adultas

El gestor de cartera Denny Fish explica que, aunque los temas seculares que impulsan el crecimiento del sector tecnológico siguen intactos ―y por tanto merece la pena invertir en ellos―, a medida que los mercados finales maduren, las empresas tendrán que poner en la balanza la inversión futura y los beneficios.

Denny Fish

Denny Fish

Gestor de carteras | Analista financiero


15 de mayo de 2023
6 minutos de lectura

Aspectos destacados:

  • Históricamente, a las empresas tecnológicas de rápido crecimiento se les permitía sacrificar los beneficios a corto plazo por la promesa que conllevaban las iniciativas de crecimiento con grandes necesidades de inversión.
  • Dado que la mayor cuota de mercado se ha traducido en una mayor exposición a los ciclos económicos, los directivos del sector tecnológico ya no pueden realizar grandes inversiones durante los ciclos bajistas con la expectativa de obtener beneficios extraordinarios en el futuro.
  • Desde la perspectiva del inversor, encontrar empresas que puedan cumplir los criterios tradicionales de beneficios y que, al mismo tiempo, demuestren asignar capital de forma inteligente será fundamental a la hora de obtener rentabilidades superiores en el sector tecnológico.

Aunque el repunte de las acciones tecnológicas este año es bienvenido, muchos inversores aún recuerdan el mal comportamiento que registró el sector en 2022. Las ventas masivas sufridas el año pasado se explican por el reajuste de los tipos de interés, que redujo el valor de los flujos monetarios esperados de las empresas de crecimiento.

Sin embargo, el otro escollo lo creó el propio sector: al interpretar la escalada de negocios en el periodo de pandemia como la nueva norma, varias compañías líderes en tecnología e Internet aumentaron drásticamente su capacidad mediante la contratación de personal y la inversión en bienes de equipo. Al reducirse la demanda, muchas de estas empresas se quedaron con huellas operativas mucho más grandes de lo que justificaban las condiciones del mercado.

Es probable que los directores de las empresas se sintieran cómodos con sus ambiciosos planes porque los habían visto funcionar en el pasado, pero los tiempos han cambiado.  Los ejecutivos de empresas tecnológicas maduras (y los inversores) deben reconocer que el mantra de invertir a toda costa que con frecuencia ejemplifica las industrias nacientes y de rápido crecimiento ya no se aplica a ellos. Es la comunidad inversora la que debe dirigir y valorar a estas empresas según métricas más tradicionales, entre ellas la expansión de los márgenes, la generación de flujos de caja y el retorno de valor a los accionistas.

Invertir en el futuro

Cada oleada de avance tecnológico, desde los mainframes hasta el cloud computing, ha requerido una inversión considerable a medida que las empresas se posicionan para crecer. En los últimos años, Internet orientado al consumidor, el comercio electrónico y la nube han tenido su momento para avanzar en los ciclos de inversión.

Los inversores lo aceptaron alegremente al tolerar unos elevados costes de adquisición de clientes y gastos en bienes de equipo (capex) con la expectativa de obtener rentabilidades desmesuradas a largo plazo. Esta tendencia recibió un impulso durante la pandemia, ya que las empresas se vieron atraídas por los bajos tipos de interés y el fuerte tirón de la demanda. Sin embargo, aunque estos desembolsos solían estar justificados porque gran parte de la economía mundial se adaptó al teletrabajo y a las compras desde casa, muchas hipótesis sobre el crecimiento futuro resultaron erróneas. Las ventas masivas del año pasado fueron un aviso del mercado de que las compañías tecnológicas deben convertirse en mejores administradores del capital de los inversores.

Es hora de madurar

Muchos de los gigantes tecnológicos y de Internet de hoy día comenzaron como empresas emergentes que trataban de explotar grandes mercados y, en muchos casos, crear industrias completamente nuevas. En esa etapa de desarrollo, las empresas podían invertir durante todo el ciclo económico, ya que cualquier obstáculo macroeconómico a corto plazo se vería más que compensado por mayores tasas de penetración.

Alphabet, por ejemplo, pudo invertir cuantiosos recursos después de la crisis financiera mundial, ya que los inversores comprendieron la enorme oportunidad que presentaba la publicidad digital dirigida. De igual modo, a pesar de una recesión histórica, las compañías de equipos de semiconductores, tras percatarse del papel fundamental que desempeñarían los microchips en la digitalización de la economía mundial, lanzaron importantes iniciativas de investigación e inversión en inmovilizado.

Para muchas empresas, y para los inversores que entendieron la magnitud de esta oportunidad, esta estrategia resultó rentable en el trascurso de la década siguiente. Sin embargo, la adopción y la expansión a menudo producen un nivel de crecimiento maduro. La publicidad digital se ha convertido en un importante mercado, lo cual ha hecho que sea más vulnerable a los vaivenes de la economía general.

Lo mismo ocurre con el comercio electrónico. A lo largo de su historia, Amazon ha podido invertir profusamente, incluso durante las contracciones, con el objetivo de generalizar las compras online. Aún así, en vista del brusco aumento de la cuota del comercio electrónico en el consumo general durante la pandemia, los ejecutivos e inversores ya no pueden permitirse el lujo de ignorar los escollos cíclicos. Prueba de ello son los recientes recortes de plantilla de Amazon y otras medidas para alcanzar el "tamaño correcto".

Normas para una nueva era

A medida que disminuye la capacidad de ciertas industrias tecnológicas para acometer fuertes inversiones a lo largo del ciclo, los gestores deben calibrar la magnitud de sus programas de inversión para ajustarse a los mercados maduros, además de priorizar la optimización de las operaciones.

Esto produce que incluso las empresas en crecimiento deban demostrar ahora su capacidad para aumentar la rentabilidad operativa. Conscientes de la evolución que experimenta el mercado tecnológico, los inversores esperarán cada vez más que los equipos directivos cumplan con las medidas estándar de rendimiento financiero, incluidos los márgenes, la rentabilidad del capital invertido y la generación de flujos de caja. El sector de semiconductores es un caso típico positivo para gestionar el crecimiento cíclico maduro.

Esto no significa que la inversión a largo plazo ya no sea importante, sino que, a tenor de la dinámica específica de la industria, las empresas tendrán que equilibrar la inversión destinada al crecimiento futuro con la rentabilidad a corto plazo.

Los ciclos de inversión son inevitables en el ámbito tecnológico, ya que las empresas deben innovar constantemente para mantener o ampliar su cuota de mercado. A medida que los mercados finales maduran y los inversores exigen un mayor grado de disciplina financiera, los gestores deben demostrar que asignan el capital de manera eficaz. De cara al futuro, creemos que una asignación de capital juiciosa, una posición dominante en el mercado y la capacidad de generar un ritmo de crecimiento de beneficios superior al del conjunto del mercado serán factores cruciales para determinar qué acciones tecnológicas generarán un rendimiento superior.

Una curva de aprendizaje

Como se vio en diversos recortes de plantilla, algunas empresas tecnológicas ya están captando el mensaje. Meta, por ejemplo, está llamando a 2023 su "año de eficiencia" después de que los inversores se desprendieran de sus acciones en 2022 debido a lo que percibieron como una expansión excesiva. Otras acciones hasta ahora de alto crecimiento exigen que los directores de línea aborden el avance de los indicadores clave de rendimiento por primera vez.

Como se indicó, la forma en que las empresas plantean el equilibrio entre la inversión y la rentabilidad depende de su sector específico. Las empresas maduras con altos costes fijos y largos ciclos de inversión no pueden adaptarse a una economía que pierde impulso. Los directores de estos negocios deben ser especialmente astutos para asegurarse de que esto no les coja por sorpresa. A modo de ejemplo, aunque creemos que la oportunidad de crecimiento del Software como Servicio (SaaS) es sustancial, estas empresas ya sienten la presión que implica equilibrar la rentabilidad y el crecimiento. No obstante, el SaaS puede resultar más ágil durante las ralentizaciones, ya que buena parte de su base de gastos está compuesta por gastos de personal.

Desde la perspectiva del inversor, consideramos que este proceso de maduración es bien acogido. Creemos que el sector tecnológico, dada su capacidad para impulsar la productividad, aumentará su cuota en las ganancias corporativas totales durante la próxima década. Esto implica un crecimiento continuado y, por lo tanto, inversión. Sin embargo, dado el crecimiento maduro de algunos sectores y la mayor exposición al ciclo económico, los inversores esperarán que la rentabilidad (y el retorno de valor a los accionistas) sean las nuevas prioridades de los directores. Es buena señal que esto ya esté ocurriendo, ya que muchas empresas tecnológicas de mega capitalización están utilizando sus reservas de tesorería para pagar dividendos y recomprar acciones.

Información importante

Los sectores tecnológicos pueden verse muy afectados por la obsolescencia de la tecnología existente, unos ciclos de producto cortos, las caídas de los precios y beneficios, la competencia de nuevos participantes de mercado y las condiciones económicas generales. Una inversión concentrada en un solo sector podría ser más volátil que la rentabilidad de inversiones menos concentradas y que el mercado en su conjunto.

Janus Henderson no formula declaraciones sobre si la cartera mantiene en la actualidad o ha mantenido en alguna ocasión las posiciones que se citan a modo de ejemplo. Los ejemplos se ofrecen únicamente para analizar la situación general económica y del mercado y para ilustrar el proceso de análisis. Las referencias a valores concretos no deben interpretarse como recomendaciones para comprar, vender o mantener valores ni como indicaciones de la existencia de posiciones.

Estas son las opiniones del autor en el momento de la publicación y pueden diferir de las opiniones de otras personas/equipos de Janus Henderson Investors. Las referencias realizadas a valores concretos no constituyen una recomendación para comprar, vender o mantener ningún valor, estrategia de inversión o sector del mercado, y no deben considerarse rentables. Janus Henderson Investors, su asesor afiliado o sus empleados pueden tener una posición en los valores mencionados.

 

La rentabilidad histórica no predice las rentabilidades futuras. Todas las cifras de rentabilidad incluyen tanto los aumentos de las rentas como las plusvalías y las pérdidas, pero no refleja las comisiones actuales ni otros gastos del fondo.

 

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