Asegúrese de que Javascript esté activado a efectos de accesibilidad del sitio web. ¿Es la idea de un planeta Tierra sostenible una farsa? - Janus Henderson Investors - Inversor España
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¿Es la idea de un planeta Tierra sostenible una farsa?

Considerar la Tierra como una «isla» con recursos limitados subraya la importancia de evaluar los riesgos sistémicos del exceso de consumo, tener en cuenta el medioambiente en las estrategias de inversión a largo plazo e invertir en empresas comprometidas con prácticas sostenibles.

Dr. Blake Bennett

Analista de inversión responsable y de gobernanza


Emily Mansfield

Analista de carteras ASG


Aaron Scully, CFA

Gestor de carteras


12 de mayo de 2025
6 minutos de lectura

Aspectos destacados:

  • El concepto de «capacidad de carga» destaca el riesgo de no consumir de forma sostenible los recursos finitos de la Tierra como un factor clave para evaluar la dependencia a largo plazo de las empresas del capital natural.
  • Esta perspectiva alienta la inversión en empresas comprometidas con prácticas sostenibles, como el uso de materiales reciclables y la mejora de la eficiencia en la construcción.
  • Los inversores deben tener en cuenta la huella medioambiental de sus inversiones y respaldar a las empresas que dan prioridad a la sostenibilidad para proteger y, potencialmente, aumentar el valor a largo plazo de sus posiciones.

Al analizar si una Tierra sostenible es posible, el uso de algunos conceptos fundamentales de la ciencia y la economía ofrece una perspectiva interesante para conocer las oportunidades de inversión, empezando por el concepto ecológico de capacidad de carga. La capacidad de carga pretende responder a la pregunta para una sola especie en un espacio definido: ¿existe un número máximo de individuos de esa especie que el entorno que la rodea pueda sostener? Uno de los ejemplos más citados es la población de alces de la isla Royale. La isla, situada en Michigan (Estados Unidos), es un entorno natural al que solo se puede acceder en barco. El análisis de la población de alces muestra que su tamaño está directamente relacionado con los niveles de vegetación y depredadores de la isla.

La idea de sostenibilidad medioambiental amplía esta visión insular de la capacidad de carga al considerar la Tierra, desde el espacio exterior, como una isla.

La Tierra: una isla en el espacio

Considerar la Tierra como una isla implica que tiene recursos limitados para mantener una población máxima. De ser así, cabe preguntarse cómo la vida persiste con los limitados recursos disponibles. La mejor forma de responder a esta pregunta es considerando un principio científico fundamental: la Ley de conservación de la masa, que afirma que la masa no se crea ni se destruye en una reacción química, solo se convierte. Partiendo de este principio, significa que toda la materia necesaria para vivir en la Tierra debe proceder de algo de la Tierra. Por lo tanto, debemos reconocer como sociedad colectiva que la Tierra tiene una cantidad finita y un número fijo de recursos (p. ej., masa) para compartir entre todos los seres vivos. Estos recursos forman un fondo común que todos pueden utilizar, pero una vez consumidos, no están disponibles para los demás. Si solo se toman recursos de esta reserva y no se reponen, acabarían por agotarse. Sin embargo, la Tierra cuenta con procesos naturales de reciclaje como el ciclo del agua, el ciclo del carbono, el ciclo del oxígeno y otros ciclos biogeoquímicos que ayudan a que los recursos utilizados sean reutilizables, aunque estos procesos requieren tiempo para completarse.

A primera vista, esto hace que parezca que la sostenibilidad es posible. Para que la Tierra sea sostenible, el ritmo de consumo de recursos no debe superar el ritmo al que pueden reciclarse. Este equilibrio es crucial para la sostenibilidad, pero se complica con la «tragedia de los comunes». Esta teoría económica describe cómo los individuos, si se les da un acceso no regulado a un recurso compartido, tienden a utilizarlo en exceso, agotando el recurso a mayor ritmo del que puede regenerarse.

Un ejemplo clásico es el sobrepastoreo de los pastos comunes y compartidos de un pueblo. Si cada habitante del pueblo colocaba demasiadas ovejas en el campo, lo que provocaba que la hierba se comiera más deprisa de lo que podía volver a crecer, a la larga se llegaría una población de ovejas que el campo no podría soportar. La «tragedia de los comunes» pone en evidencia que si un recurso común se deja sin regular, es muy probable que se consuma en exceso. Por tanto, el reto de la sostenibilidad radica en encontrar formas de garantizar que el consumo de un recurso común no supere la capacidad de la Tierra o de la tecnología para reciclar estos recursos, garantizando que estén disponibles para su uso futuro.

Argumentos a favor de la sostenibilidad

Entonces, ¿qué significa para un inversor considerar la Tierra como una isla con un fondo común de recursos? Los inversores deberían:

  1. tener en cuenta el riesgo sistémico de sus posiciones para el consumo excesivo y evaluar las posiciones desde una perspectiva de impacto sistémico;
  2. considerar el medioambiente como un activo en los modelos de inversión a largo plazo; y
  3. considerar la posibilidad de invertir en empresas que estén tomando las medidas adecuadas para garantizar una economía sostenible con el fin de proteger el valor a largo plazo de sus posiciones.

Surgen motivos claros para invertir en las empresas que consideren detenidamente el uso y la reutilización de los recursos de uso común. Saint-Gobain, compañía mundial de materiales de construcción, aspira a convertirse en el líder mundial de la construcción ligera y sostenible. La empresa, que opera en 76 países con 160.000 empleados y genera unos ingresos de casi 50.000 millones de euros, se mueve por su misión de «hacer del mundo un hogar mejor». Es especialmente influyente en el sector de la construcción y renovación de viviendas de bajo coste, atendiendo a las necesidades de poblaciones en expansión. Las soluciones integradas de Saint-Gobain ofrecen numerosas ventajas medioambientales y sociales, como la mejora de la eficiencia energética, la reducción del carbono integrado, la optimización del uso de los recursos naturales y la mejora de las características térmicas, acústicas y de seguridad de las viviendas, todo ello manteniendo el carácter asequible de las viviendas.

En el contexto de la circularidad, el sector de la construcción es conocido por su importante huella medioambiental, responsable del 40% de los residuos sólidos y de casi el 50% del consumo de recursos naturales. Saint-Gobain trabaja activamente para mitigar estos efectos con varias iniciativas destinadas a mejorar la sostenibilidad. La empresa ha adaptado sus fábricas y procesos de fabricación para utilizar insumos reciclados y colabora con los gobiernos para mejorar la recogida de materiales reciclados. Una parte significativa de sus productos, incluidos los paneles de yeso, la lana de vidrio y el vidrio plano, son infinitamente reciclables, lo que refuerza su compromiso con las prácticas sostenibles.

Saint-Gobain no solo cumple con las mejores prácticas en el sector de los materiales de construcción, sino que también obtiene una ventaja competitiva a medida que la sostenibilidad se convierte en un factor más integral en las decisiones de los consumidores. La empresa ha observado un creciente interés de los clientes por las Declaraciones ambientales de producto (DAP). Utilizando las DAP, que se basan en el Análisis del ciclo de vida útil, Saint-Gobain puede comparar sus productos con los de la competencia y consolidarse como líder en construcción sostenible. Mediante la emisión de DAP, Saint-Gobain Glass apoya a clientes como arquitectos, empresas de ingeniería y contratistas generales que aspiran a obtener certificaciones de construcción como Leadership in Energy and Environmental Design (LEED), Building Research Establishment Environmental Assessment Method (BREEAM), Deutsche Gesellschaft für Nachhaltiges Bauen (DGNB), entre otras.

Con la vista puesta en el futuro, Saint-Gobain también está diseñando sus productos y soluciones constructivas para que puedan separarse fácilmente en caso de deconstrucción. Tiene como objetivo para 2030 reducir los residuos no recuperables en un 80% y reducir el consumo de material virgen en un 30%, y actualmente más del 50% de las ventas son generadas por productos cubiertos por evaluaciones verificadas del ciclo de vida útil y Declaraciones ambientales de producto, con un objetivo para 2030 del 100%.1 Esta visión de futuro no solo aumenta su atractivo inversor, sino que también consolida su papel en la promoción de prácticas sostenibles en sectores de gran impacto como el de la construcción.

Este es justo el tipo de estrategia que buscamos en las empresas que consideramos que tienen un fuerte atractivo para la inversión. Constatamos que las empresas que consolidan su papel en la promoción de prácticas sostenibles tienen un fuerte potencial a largo plazo para ofrecer ventajas financieras importantes a los inversores.

BREEAM (Método de evaluación ambiental del Building Research Establishment) es un método de evaluación de la sostenibilidad de edificios e infraestructuras ampliamente utilizado, diseñado para mejorar el comportamiento medioambiental y promover prácticas sostenibles. Evalúa los edificios en función de varios criterios, como la energía, el agua, los materiales, los residuos y otros, para lograr un enfoque holístico de la sostenibilidad.

La capacidad de carga se define como el número máximo de individuos de una especie concreta que un entorno puede mantener indefinidamente sin dañar sus recursos naturales y las funciones del ecosistema a lo largo del tiempo. Este principio se aplica habitualmente en los estudios ecológicos para determinar el límite de población sostenible de un entorno, garantizando que se evitan los daños ecológicos o el agotamiento de los recursos.

Los recursos comunes son recursos que están a disposición de todos en una comunidad o sociedad pero que son finitos en cantidad. Es difícil restringir el acceso a estos recursos, y su uso por una persona disminuye su disponibilidad para los demás. Algunos ejemplos de recursos comunes son la pesca, los bosques, las reservas de aguas subterráneas y los pastos. La gestión eficaz y la preservación de estos recursos son cruciales para evitar la sobreexplotación, que a menudo se conoce como la tragedia de los comunes. Esto requiere una regulación diligente para evitar un uso excesivo y su posterior agotamiento.

DGNB (Deutsche Gesellschaft für Nachhaltiges Bauen), que se traduce como el Consejo Alemán de Construcción Sostenible, es una organización sin ánimo de lucro que promueve y certifica edificios sostenibles y distritos urbanos en Alemania y a nivel internacional. El sistema DGNB evalúa los edificios en función de su impacto medioambiental, económico y sociocultural a lo largo de su ciclo de vida, desde la planificación hasta la demolición.

LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) es un sistema de clasificación de edificios ecológicos reconocido en todo el mundo y desarrollado por el U.S. Green Building Council (USGBC). Proporciona un marco para diseñar, construir y gestionar edificios que sean más responsables con el medioambiente, eficientes desde el punto de vista energético y saludables. La certificación LEED se concede en función del rendimiento de un proyecto en diversas categorías como la eficiencia del agua, el uso de la energía y la calidad ambiental interior.

Análisis de ciclo de vida útil (ACV): este enfoque evalúa los efectos ecológicos de un producto o servicio desde el principio de su vida, empezando por la extracción de las materias primas, hasta su eliminación final. Permite a las empresas entender las consecuencias medioambientales de sus operaciones y tomar decisiones que minimicen los efectos perjudiciales.

1Fuente: Stain-Gobain, «Our Actions and Targets – Sustainability»

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